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DETERMINANTES DE LA PARTICIPACIÓN
LABORAL FEMENINA EN ECUADOR,
DESDE LA PERSPECTIVA DE LAS CRISIS
ECONÓMICAS
Caicedo, I., Albuja, J., & Guerrero, W. (Julio - diciembre 2025). Determinantes de la participación laboral femenina en Ecuador, desde la perspectiva de las crisis económicas.
Sathiri, 20 (2), 124 – 142. https://doi.org/10.32645/13906925.1398
Asimismo, investigaciones previas han revelado la existencia de una brecha salarial de
género en Ecuador, teniendo en cuenta factores como edad, educación, etnia, estado civil y sector
económico (Albuja, 2018). Esto sugiere que persiste la discriminación laboral contra las mujeres, lo
cual puede agravarse durante periodos de recesión económica.
En Ecuador, el reconocimiento de las mujeres en el ámbito laboral, en términos de
estadísticas como el desempleo y el empleo informal, no ha progresado. Se puede considerar que
la brecha de género no se ha desvanecido (Ramírez & Campuzano, 2021).
Por otro lado, estudios en América Latina han encontrado que el incremento del empleo
femenino ha tenido efectos positivos en la reducción de la pobreza y la desigualdad (Parada, 2016).
Esto plantea la posibilidad de que, ante crisis económicas, la mayor participación laboral de las
mujeres pueda amortiguar algunos de los efectos adversos sobre el bienestar socioeconómico.
El presente estudio se fundamenta en cuatro teorías principales que ofrecen una
comprensión integral de la participación laboral femenina: la curva de participación laboral femenina
de Claudia Goldin, la teoría del Capital Humano, la teoría de la segregación ocupacional y la teoría de
la economía del cuidado.
La curva de Goldin (1990) describe la relación, en forma de U, entre el desarrollo económico
y la participación femenina en la fuerza laboral. Esta teoría postula que en las etapas iniciales
del desarrollo, la participación laboral femenina tiende a disminuir debido a factores como la
industrialización y la segregación ocupacional por género. Sin embargo, a medida que la economía
avanza, la participación femenina comienza a aumentar nuevamente, impulsada por la expansión
del sector servicios, el incremento en la educación femenina y los cambios en las normas sociales.
En las últimas décadas, la educación superior ha sido un eje fundamental en la transformación
de las dinámicas del mercado laboral y en la reducción de brechas de género. La reestructuración
desde la educación superior se reere a los cambios institucionales, curriculares y de acceso que
buscan alinear la formación académica con las demandas del mercado, mejorar la inclusión social y
promover la equidad de género (UNESCO, 2020).
En el contexto latinoamericano, y particularmente en Ecuador, esta reestructuración ha
estado marcada por reformas orientadas a ampliar la cobertura, diversicar la oferta académica e
incorporar enfoques de equidad. La implementación de políticas públicas como el fortalecimiento del
sistema de becas, la gratuidad parcial en universidades públicas y la creación de nuevas instituciones
han permitido un mayor acceso de mujeres a niveles educativos terciarios. No obstante, persisten
barreras estructurales relacionadas con la orientación vocacional, la feminización de ciertas
carreras con baja remuneración y la limitada vinculación con sectores estratégicos del desarrollo
productivo (Comisión Económica para América Latina y el Caribe, 2019).
Goldin (1990) ha evidenciado que los cambios en las oportunidades educativas y profesionales
de las mujeres, así como las leyes de igualdad de oportunidades y las licencias de maternidad, han
sido factores clave en este proceso. Sin embargo, también ha señalado que los desafíos especícos
que enfrentan las mujeres en el acceso a la educación y la experiencia laboral pueden contribuir a
perpetuar la disparidad salarial (Vaca, 2019).
Por otro lado, la teoría del Capital Humano, desarrollada inicialmente por Becker (1994),
argumenta que la inversión en educación y formación aumenta la productividad de los individuos
y, consecuentemente, sus oportunidades en el mercado laboral. Esta teoría es particularmente
relevante para comprender la evolución de la participación laboral femenina, ya que el aumento en
los niveles educativos de las mujeres ha sido un factor determinante en su creciente incorporación
al mercado de trabajo. La integración de estas dos perspectivas teóricas proporciona un marco
robusto para analizar la complejidad de la inserción laboral femenina en el contexto ecuatoriano.
Además, Bergmann (1974) analizó la segregación ocupacional, investigación que ofrece una
perspectiva crucial para entender las disparidades de género en el mercado laboral. Esta teoría