en la última década, un gran número de estudios reportan la evolución de resistencia a varios
hongos y oomycetes patógenos hacia los fungicidas, en algunos casos el mismo hongo patógeno
ha desarrollado resistencia a una docena de fungicidas, como, por ejemplo, Botrytis cinerea
muestra resistencia a 22 tipos de ingredientes activos (Jay Ram Lamichhane, 2016).
Los resultados de un estudio para determinar la resistencia de 39 aislados de Alternaria
solani y Alternaria alternata, a diferentes tipos de fungicidas muestra que el 57% son resistentes
al boscalid, el 63% a fungicidas a base de estrobilurinas, 7% al pentiopirad y 15% al pirimetanil.
Sin embargo, ningún aislado fue resistente al fluopiram o la mezcla de fluopiram y pirimetanil
(Fairchild, Miles, & Wharton, 2013). Los anteriores corresponden a una investigación realizada en
zonas paperas en Idaho, Estados Unidos. De esta manera los productores de esas regiones conocen
que ingredientes activos tienen efectividad y cuales la están perdiendo. Situación que se piensa
imitar para los agricultores de Carchi e Imbabura.
A nivel mundial las perdidas debido a insectos plaga en papa es del 39% y del 71% sin
protección del cultivo con agroquímicos (Sharma, Kooner, & Arora, 2017), lo anterior confirma
que la efectividad de control de los plaguicidas está en duda y es necesario corroborar
científicamente esta hipótesis, por lo que es imprescindible implementar una investigación que
muestre los ingredientes activos útiles para protección vegetal en este tubérculo, puesto que el
principal rubro económico en el Carchi es papa (Instituto Nacional de Estadísticas y Censos, 2017).
En el caso de los fungicidas irrumpen en el metabolismo y amenazan la supervivencia del
hongo patógeno, entonces no es una sorpresa que los patógenos pueden iniciar mecanismos de
resistencia a los efectos letales. Los genomas de los hongos son muy flexibles y pueden contener
algunos cientos de poliformismos (Cuomo, y otros, 2007), donde el accionar del fungicida es un
paso bioquímico específico, en tanto que, una mutación en un único punto que provoca un cambio
de aminoácido que puede bloquear rápida y efectivamente la unión del fungicida con el sitio
objetivo (inhibidores de un solo sitio), que generalmente causa altos niveles de resistencia. Los
fungicidas que tienen algunos pasos bioquímicos (inhibidores de multisitio), requiere una
combinación de varias mutaciones, en consecuencia, la resistencia es lenta (Hollomon, 2015).
La resistencia es un problema de campo reconocido por una disminución en la efectividad
de los fungicidas, a lo que los productores responden aumentando las dosis y/o frecuencia del
tratamiento. La baja efectividad puede ser causada por una serie de factores, incluyendo una mala
aplicación, utilización de dosis incorrectas o una presión de la enfermedad muy excepcional. Por
lo tanto, la evidencia anecdótica de los productores debe estar respaldada por un programa de
trabajo de campo conjuntamente con ensayos en invernadero y laboratorio (Hollomon, 2015).
La estabilidad de la resistencia a los fungicidas se define como la capacidad del patógeno
para retener el mismo nivel de insensibilidad a los fungicidas después de generaciones sucesivas